¿A quién no le gusta que su vino gane un premio u obtenga una buena puntuación en algún importante certamen del sector? Seamos honestos: el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Sin embargo, que un vino no consiga medallas no significa, ni mucho menos, que no sea un vino excelente. Desde nuestro punto de vista, el mejor vino es el que ya no está porque al ir a servirte otra copa ya no queda nada.
En este sentido, somos totalmente partidarios de la elaboración de vuestra propia guía personal (como sugiere este reciente artículo de Vinetur). De hecho nosotros tenemos una agenda Moleskine especialmente diseñada para ello, regalo de nuestro amigo Roberto, artesano de Parapapel. Pero no os obsesionéis por apuntar, ¡lo importante de un vino es disfrutarlo!
Permitidnos un último consejo: si un vino no os gusta un día, procurad darle una segunda oportunidad en otra ocasión. Como bien apuntan en el artículo nuestros amigos de Vinetur, en la degustación de un vino influyen muchos factores: no sólo del vino (temperatura, conservación, oxigenación) sino también personales. ¡Tener un mal día puede arruinar el mejor vino del mundo!