Ayer publicamos en redes, con toda la intención, un artículo sobre el “supuesto exceso” en el cobro del descorche de un vino en un restaurante, para ver las reacciones. Afortunadamente hubo una persona que comentó: “No veo el precio del vino en la factura, si lo llevaron ellos es normal que cobren el descorche”.
Existen varias formas de cobrar el servicio que lleva aparejado el vino en un restaurante:
La forma más tradicional es la de multiplicar el precio de coste por un factor, a discreción de la gerencia del restaurante. Este método puede funcionar bien para los vinos de precios más bajos pero encarece mucho los vinos de gama más alta por lo que, sobre todo a partir de la crisis económica, empezaron a surgir nuevas formas de hacerlo.
Una de ellas es cobrar un “canon” fijo por cada botella que se abre, independientemente de su precio de costo, o distintos “cánones” en función del tipo de vino (joven, crianza, reserva, …). Este margen fijo puede aparecer incluido en el precio que aparece en la carta, o cobrarse aparte, en lo que ha venido a denominar “descorche”.
Es muy importante tener en cuenta que el descorche no es sólo el acto físico de descorchar la botella: implica mucho más, implica un servicio de un profesional de la restauración.
Yendo un paso más allá, ciertos restaurantes permiten que el comensal aporte su propia botella de vino y le aplican el canon de descorche. En este caso, el descorche implica el uso de la cámara del establecimiento para atemperar el vino y de una cubitera o un decantador si se precisan, la intervención de un profesional que descorcha y sirve el vino y una vajilla adecuada al tipo de vino, que de romperse, es más que probable que supere el precio del descorche. A ello hemos de añadir el inmenso placer que puede ser degustar tu vino favorito con una comida que obviamente no serías capaz de preparar en tu propia casa.
Somos libres de elegir el lugar en el que tomar un vino y no olvidemos que la gerencia de un restaurante es libre de establecer el precio sobre los productos que se consumen en su local siempre y cuando nos informen de ello.
En el caso que nos llamó la atención, el vino era del propio lugar, una vinoteca que permite degustar los vinos que tiene junto con ciertas viandas y que advierte del precio del descorche, por lo que el enfado del comensal es absolutamente injustificado.
Por cierto, si el vino elegido es el que “Blanquito” que figura en la factura, de bodegas HGA, seguro que fue un acierto.